jueves, 23 de agosto de 2007

Devendra Banhart



RIKI-TIKI-TIKI CANTA EL TROVADOR
Eran apenas las cinco de la tarde, cuando aboné al aire los últimos 0,00 centavos que tenía y tomé el tren que partía de Tolosa rumbo a La Plata.
La noticia era bastante alentadora. El disco de Devendra Banhart estaba listo. Había bajado en semi-círculos a la tierra con la velocidad de un rayo.
Me pareció fabuloso que un desconocido, en ese entonces, fuera capaz de cantar con desenfado, “Tra-la-la” o “Todos los dolores ya se irán y el graffiti dice Peter Pan”. Lo primero que me llamó la atención de Banhart, fue su facilidad para ensamblar melodías profundas, con letras en la mayoría de los casos, absurdas, delirantes.
Un Neo-hippie que se encargó de refundar y dar un nuevo sentido al Folk norteamericano, cargando en su mochila ecos de bandas como T-Rex y de figuras emblemáticas del folklore latinoamericano. ¡Sí! Entre los referentes de este muchacho, cuya infancia transcurrió en Venezuela, encontramos a Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y Atahualpa Yupanqui. ¿Sorpresa no? Aunque por momentos resulte simplista decir que Devendra es una suerte de heredero de Marc Bolan, por su color vocal balido, o sea con un desenlace tonal de gritito de oveja, el caso se torna algo más complejo, cuando comprendemos la riqueza, la diversidad, la excentricidad circunscripta en cada uno de sus temas.

La barba no se enredó entre las cuerdas de su guitarra
Creo haber tenido una buena impresión de Rejoicing in the hands (04), alguien solo portando su guitarra como el Nick Drake de Pink Moon, conmoviendo y sedando al mismo tiempo.Se abre la puerta y This is the way despeja el camino. Como una flecha apache, impalpable, anuncia la llegada del sucesor de Niño rojo (04). Tiro al blanco. Aquí Devendra es Drake y Bolan sin serlo. Body Breaks parecería ser la reivindicación de la calma y una serie de meditaciones (informales), después de haber caminado descalzo sobre el pasto, recordando viejas grabaciones de Woodstock.
La provocación y la parodia de los solemne, en cambio, se pegan a This beard for Siobhan. El tema que te incita a querer escuchar mas y a ingresar al bucólico universo de Devendra.

Sesenta (60's) o setenta (70's) cenas en el altiplano
Pero lo cierto es que ahora, con Cripple Crow (05) se redobla la apuesta, porque en esos 21 temas, existe un recorrido ilimitado de influencias. Un disco espiritual, místico, ecléctico, mágico, psicodélico, bilingüe, chamanico, ambicioso, trascendental. ¿Demasiados adjetivos? ¡Si!.
Hay un cambio notorio en el paso de Rejoicing… a Cripple…. Del minimalismo del trovador, del artesano de la simpleza, pasamos a la conformación de una banda sólida, en donde la multi-instrumentación esta al servicio de la cantidad de estilos comprendidos en el nuevo disco.
Pensando enti está completamente cantada en castellano. Es una rara milonga-samba acaribeñada, con un estribillo ensoñador, impensado.
Hear somebody say podría ser el himno Banhart a la melancolía, pero no a la melancolía triste, lacrimosa, sino esperanzadora, suspendida entre Saturno y Júpiter anestesiados.
I feel like a child invita a un baile catártico, bongós de por medio y con un swing que se hace sentir en cada nota.
Para sumergirnos en la cápsula del tiempo, Some people ride the way reacondiciona en forma instantánea, una maqueta del viejo New Orleáns. Es un placido Jazz que evoca no solo la voz de Louis Armstrong, sino también su mítica trompeta, emulada con sonidos vocales.
¡Atención! No dejar por alto Mamma Wolf, una pasta en la que conviven el gospel, el blues y el soul felizmente. ¿Será posible dejar de cantar de manera precaria esta canción después de haber apagado el equipo?
La cumbre voluminosa de Cripple Crow (05), puede que sea Chinese children, que nos exalta por completo, hasta hacernos mover siempre cursi, cada una de las extremidades del cuerpo.
Recuerdo haber soñado con Korean Dogwood frente a un lago de agua cristalina una noche de estío, en la que sólo tenía de compañía a las Pléyades, girando sobre si mismas y escupiendo racimos de estrellas mas pequeñas. Entonces ingreso a un pintoresco bosque de Duendes y Hadas en donde Quechuas, Mohicanos, Aymarás y Maoríes comparten una grata velada con los Beatles. Y… ¡Albricias! Allí también esta Banhart, sonriente, con su pelo largo desprolijo y barba de nueve meses, diciendo : "Riki- tiki- tiki canta el trovador como una flor tan gorda que no tiene sabor, que rica es la vida y que rico es el amor, no mates al toro mata al toreador”.