lunes, 28 de diciembre de 2009

East River Pipe



CANCIONES ESCRITAS EN EL CUARTO ANTERIOR DE UNA
FABRICA ABANDONADA

Nada más emocionante que lanzarse a la búsqueda de sonoridades perdidas en la inmensidad de un mar virtual. Discos cuyas reseñas terminan siendo el motor de una lancha que deberá llegar lejos para que se produzca el encuentro.
A veces la vida de un artista puede parecer mas atractiva que su obra, la obra mas interesante que su vida o porque no ambas en el mismo nivel de curiosidad.
Cuenta la historia que la vida a F. M Cornog, como a muchos otros no le ha sido nada fácil. Envuelto en el hastío y la frustración de tener que acceder a trabajos poco amigables para lograr su manutención diaria, este muchacho nacido en Virginia y criado en New Jersey cae en las garras del alcoholismo. Un día cualquiera, mientras duerme en una estación de trenes de Nueva york y apremiado al límite por el efecto etílico de su única compañía, Cornog despierta. Vuelve a la vida.

Es el momento en donde aparece la princesa del cuento. Como sapo desvencijado, el creador de East River Pipe encuentra a Bárbara Powers y  su existencia comienza a tomar otro rumbo.  Su nueva novia lo empuja, entonces, a iniciar un tratamiento de desintoxicación y tiempo después a compartir su genio musical y compositivo manifiesto en canciones grabadas en un estudio portátil de cuatro pistas.

Así es que no tarde mucho en darme cuenta de que las recetas caseras de F. M Cornog, para elaborar las melodías más sensibles del indie, resultaban, quizás, mayormente deliciosas que otras canciones sobremanufacturadas, provenientes de alguna fabrica musical mejor posicionada en el mercado.

Inaudita es su capacidad para teñir cada canción de una melancolía que se nutre del pasado pero mirando con gesto esperanzador las huestes del futuro.

Dos Discos:

Shining Hours in a Can (1994) Entrada recopilatoria de singles y ep’s. Reeditado en 2002 vuelve para trazar el introspectivo y calido panorama que signara toda su obra posterior. Secreto. Siempre secreto.

Ternadas:

Make a Deal With the City, Miracle land y Dogman.


Mel (1996) Disco suspendido entre la osa mayor y la luminosidad ritmica de las Pleyades.

Mel es tan liviano como el aire. Con una emotividad de reserva lista para ser usada en momentos Twee de ensimismamiento.


Ternadas:

The club it´s open, Kill the action y Guilty as charged.



jueves, 17 de diciembre de 2009

Television Personalities




ABARAJANDO LAS ONDAS
HERTZIANAS


Cuesta creer la poca notoriedad que los Television personalities han tenido fuera de su tiempo. No importa. Aun podemos revalorizar su obra. Claro. Podemos todavía reestablecer su importancia y su verdadero lugar en el amplio espectro de la música. Con un sonido cambiante y desprejuiciado. Puede sonar de manera ocasional, imperfecto en cuanto a algunas determinaciones técnicas. Pero virtuoso en si mismo, exudando una poética única, sincera, multidireccional.

Ensayemos una aproximación a su propuesta. A ver. Post-punk anticipativo y diferencial. Rock sintético. Rótulos siempre temporarios y para nada inamovibles.

Desde fines de los años setenta la banda nos viene ofreciendo tantas emociones sonoras y ramificadas como las extremidades de un pulpo. Sujeta a transformaciones. A despedidas e incorporaciones ha logrado trascender la temible embestida del paso del tiempo. Elaborando nuevos discos y adaptándose a las nuevas formas de sonar pero sin renunciar a ese toque personal que los hizo destacarse en los circuitos subterráneos del Reino Unido.

Porque con su voz tajante y turbia Dan Tracey nos sigue conmoviendo, exaltando. A veces con una simpleza difícil de entender. El merito. Ubicarse en puntos estratégicos de la música no demasiado explorados. Conquistar el sonido, atraparlo, cambiarlo, retorcerlo, amasarlo. Hacerlo tan maleable como un pedazo de plastilina. Cuando ha llegado a ese estado de dominio, el grupo puede sorprender con canciones rusticas, despojadas o con piezas elaboradas, sutiles, vanguardistas. Ya han incorporado las diversas mutaciones del sonido. Lo han hecho piel.

No es tarde. Tenemos una deuda. Salgamos a recibir con los brazos abiertos a este pulpo gigante. Esta llegando a la superficie. Hoy. Aunque sea por un momento. Es de noche y la musica gravita en el aire. Seguro ha venido a alimentarse.-

Dos discos, ademas del super-recomendado  And don´t the kids just love it (1981)


Mummy your not watching me (l982). La coexistencia Sonora en su máxima expresión. Televisión personalities reafirma luego de su debut, que la inquietud continua siendo su mayor virtud a la hora de componer álbumes tan generosos como este. Canciones sincrónicas y anacrónicas de su tiempo, con una capacidad exploratoria que por momentos asombra.

Ternadas:

Scream Quietly, Lichtenstein Painting y If I Could Write Poetry


 Privilege(1990). Disco Ultraignorado de los noventa. Ocho años después de Mummy…Dan Tracey, nos sigue ofreciendo en forma de canción, sus ingeniosas capturas poéticas a veces clásicas, otras modernas.


Ternadas:

Paradise Is For The Blessed, My Hedonistic Tendencies, y Sad Mona Lisa



martes, 15 de diciembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

Destroyer




Trasbordo en la luna

Puede ser que Dan Bejar no haya leído ni a Meyerhold, ni a Stanislavski, pero no por eso deberíamos dejar de reconocer su don natural para transmitir a través de la música aquello que algunos actores generan desde del teatro. El humor arbolado de Destroyer basado en el uso intensivo de la dramatización, sostenida por el expresionismo vocal de su cantante, es aquello que engrandece a la banda. Y no precisamente por ser una elección distinta, sino mas bien por su resultado. Esto es la creación de un océano espacial épico, de un mundo fuera de tiempo. Cuando parte la nave ha comenzado a caer el sol. Entonces debo elegir entre un anochecer extraordinario o uno Standard.
Lo que ocurre cuando escuchamos a este músico canadiense, es advertir que el grado de elevación de sus trabajos, es en gran parte astro-náutico. Aunque su altura pueda ser también regulable según los requerimientos específicos de quien esta escuchando.
Predispuestos a una transfusión de astros, vamos incurriendo con serenidad en estos pasajes sonoros, cuyas texturas alcanzan un despliegue aéreo al resguardo de la luz polar.
Destroyer pone en practica una formula de cuidado de intensivo de lo artificial, justificada por esa necesidad imperiosa de aparentar rutinas teatrales muy personales. Por eso la banda no es ideal para disfrutar en cualquier momento del día. Aunque si podemos hacerlo en un día con extracto de noche o la inversa.
La sonda se detiene. Saco la mano por un ventiluz y alcanzo a tocar con el dedo pulgar, lo que creo que es un dije de elefante. Por supuesto alguien ya ha estado aquí. Veamos a donde nos lleva esta flota experimental.

Meteoritos del malabar

Como un buceo resbaladizo o como un oído deslizándose con la incertidumbre de un patinador en medio de una intensa niebla.
Your blues (2004) es un disco con el que nos cuesta mimetizarnos. Pero una vez que lo hacemos se da exclusivamente en un plano superior. Por su atemporalidad puede resultar arisco e incomodo. Pero estas pseudos trabas que experimentamos al comienzo, van desapareciendo a medida que nos adentramos en su poética sonora. Productor de una sofisticada somnolencia, nos invita a vagar por el universo. A explorar un mundo declamatorio y fantástico. Como unas mini vacaciones al costado de la cotidianeidad.
Notorius ligthning desciende como haz de luz en medio de un cielo nublado. Arrolladora es la caída ante la mirada de quienes todavía permanecemos despiertos.

-Como una rareza que pronto incorpora una orquesta celestial.
- ¡Si! … o una regata celeste, podría ser.
- Quizás este sea uno de sus principales distintivos.
Entones la disfrutamos con la tranquilidad de haber dado con un objeto volador identificado. Vuela a ras del mar para levantar vuelo.

-¡Mira para atrás!
-No veo, hay tanto humo. No veo nada

Un Cid campeador posmoderno comienza a cabalgar sobre la cadencia de An actor´s revenge. Es una representación. Sobre las tablas disimuladas como escenario real, Dan Bejar nos da una excelente muestra de su ductilidad vocal, de sus brillos como artista de teatro.
Ahora puedo sostener esta canción en forma vertical. Casi una comunión extra-religiosa con la música. Inconmensurable, gigante, espacial. The music lovers amplia el espectro sonoro de tal forma, que somos hormigas fugaces circulando entre meteoritos y estrellas fugaces.

-Acordate de esto

-The music lovers con seguridad será canción madrina de muchas otras que vendrán después.

-No tengo mucha memoria.

-Es una resolución exacta del momento ese. O una traducción exacta del momento ese, en el que permitimos a la música ser nuestra temporaria conductora por sendas, a veces, indefinibles.
-No se entiende. No aclaras nada.

Como pelota de paddle cruzamos la red para llegar a Your blues, tema que da titulo al disco de Destroyer. Son algunos minutos secretos de introspección. A solas con unos mismo y encima el universo es tan grande… para estar a destiempo de la realidad. Impresionante.

Antesueño

Clarificando un poco mas el panorama, Destroyer´s rubies (2006) comienza a serpentear sobre la tierra. Las canciones se embeben de gracia para cabalgar sobre planicies, ahora más reconocibles. Aunque no por eso dejan de ser poseedoras de un perfume musical ingenioso y elegante.
En el proyector se ve como si fuera un disco de brillantes incrustados en una leyenda urbana. Como si perteneciera vaya a saber por que causa, al imaginario del lejano oeste. Si. Suena más acústico que el anterior, Aunque no dejan de aparecer apliques extraños, detalles electrónicos que te dejan volando.
Rubies derrama por su pico vertedor una soda planetaria desintoxicante. Bien. Arrastrada por un carrisueño. Prepárense para las degustaciones sonoras que nos ofrecerá Dan Bejar. Un John Ford actualizado como programa navegador de Internet.

-¡Demasiado intrincado!

-No se me ocurre otra cosa.

La fortaleza de bar que retiene a Your Blood se desparrama sobre una mesa de patas cuadradas. Algún personaje ebrio intenta evitar este percance, cayendo sobre la sintonía fina del tema. Es música de frontera, de film. Es puro rock country con aroma a riña, a pelea.
Dos segundos después el indicador de sobrecarga titila en el aeropuerto. Las distorsiones son amigables. Hay eco de corridas. Un escueto valijazo punk. 3000 Flowers es aderezada con una bomba de agua salada, necesaria para comenzar el día mas despierto.No se vayan que volví. Delivery del relajo para Priest's Knees. Enseguida. ¡Marche!. Luego un estribillo a lo lejos… repetitivo, descarado, plagado de onomatopeyas.

- ¡Avisa cuando los sándwiches estén listos!

- Es la hora.

Recomendación: Mover la canción-saquito dentro del oído durante quince minutos y retirar. Para lograr un sonido más intenso dejarla reposar por más tiempo

jueves, 9 de julio de 2009

Wilco




CAMINATA CON SNORQUEL


Algunas veces, cuando perdemos la insistencia, nos dejamos llevar por las primeras impresiones, por el instante nefasto, por lo primero que cae en nuestras manos. Entonces abandonamos la excursión para dejar de ser exploradores. Otras, en cambio, somos demasiado empedernidos y aunque no haya ninguna certeza de que encontraremos algún pequeño tesoro dentro del cofre, seguimos escarbando.
Que difícil me resulto aterrizar en la pista de Wilco, teniendo en cuenta que solo llevaba en el helicóptero un mapa aéreo con formato de EP denominado Camera. Pero que grato y afortunado fue todo lo que vino después.
Para los que gustan de tomar un café instantáneo en vez de dedicarse con paciencia a moler los granos, les anticipo que estamos ante los cultores de una psicodelia-folk suavizante, escurridiza, por momentos tímida. aquí no hay nada que a nuestros oídos pueda ser servido en bandeja. Lo singular del grupo norteamericano no se nos presenta de manera abierta, descarada, hay que buscarlo.
Que mejor entonces, que tomar una mochila, carpa y cantimplora para comenzar el recorrido y vagar por los sitios que la banda ha impregnado de poesía.
Acampo a orillas de un río cerca de la medianoche. Un pez envolvente de escamas amarillas y verdes, me trae la promesa de un sueño ligero. Cuando despierto sigo en el mismo lugar. Amanezco con la sensación de haberme deslizado lentamente por napas subterráneas. Vuelvo a poner el disco y deshecho la idea de que las composiciones sean descartables.
-¡Innumerables sentidos!
Wilco flota todo el tiempo entre la ilusión y lo real. Es una usina sensible, generadora de emociones estéticas obnubilantes. Aunque lo maravilloso sea en esta música solo un recuerdo que acompaña al espejo de la realidad.

- ¡Recupere las botas que deje en Siberia!
- Que bueno... a caminar.

Wilco te propone festejar la navidad en el suburbio, contemplando como los fuegos artificiales realizan sus destrezas sobre los edificios de la gran ciudad.
Suite confit



En el Hall de entrada el Maitre anuncia que el show esta previsto para dentro de media hora. El viaje ha sido un poco largo.

Estoy en Yankke hotel foxtrot (02) . Una excepción. Habitación 918. Parece que es un reducto de 500 metros cuadrados. No hay demasiada gente. Solo la necesaria. Los ascensores están impecables. Encandilan como si nunca nadie los hubiera usado.
Una chica de melifluos modales se acerca y me dice:
- Te recomiendo subir los 125 pisos por la escalera. La arquitectura es impresionante. Realmente vale la pena.
Le hago caso.
El disco es algo así como un doblar de curva en la ruta lento y parsimonioso. Lo conceptual de Yankee... y la (in) coherencia de los temas por separado y todos juntos, convierte a Wilco en una banda que transforma la sencillez en extrañeza. Pero sin quitar al publico la posibilidad de creer que lo extraño también puede establecer una relación dialógica con lo simple.
- Esas guitarras... tan desprolijas y perfectas.
El hotel del paso del zorro desconcierta en pleno concierto. Nos reconoce y nos recrea como si estuviéramos alojados en ese edificio permanentemente. Nos hace sentir raros en el momento en que decidimos zambullirnos en las frazadas para despertarnos ante un nuevo día.
En cinco minutos debo bajar hasta el cuarto verde petroleo ubicado en el primer piso del hotel. Estoy apurado, es cierto. No debo perderme ningún tramo de esta experiencia circular. Mis ojos no pueden creer lo que ven.
Desde el piso tres escucho el sonido de cacerolas cósmicas, que me hacen levitar sobre una alfombra que probablemente sea turca. Ingreso al lugar señalado cuando una delicada señorita me abre la puerta. El relajo elocuente de la voz de Jeff tweedy me tranquiliza. Luego su canto se convierte en holograma y desciende en forma de espiral hasta el subsuelo del edificio. Arriba de un piano desaparece esta hermosa y desordenada canción. Me voy. Cierro la puerta. I’m trying your break your heart.
!Aja!
Una luciérnaga titila en el fondo de Camera para comunicarnos que el tema coquetea con don hit. Por suerte no pasa de una simple insinuación. Mejor para todos. Creo. Hay mas tiempo para disfrutar sin quitar nada a nadie.
Continuo con el viaje. Salto de a tres escalones hasta dar, luego de cruzar un puente, con el salón de entretenimientos ubicado en otra estructura paralela. Por la puerta de servicio ingresan ondas celestes de una electricidad movilizante. Entonces War on war me da un cachetazo inesperado. Mi paladar óptico detecta un par de pupilas humedecidas. Son las mías.
Mas arriba me reciben con un cóctel. Ya me reconocen. Soy el nuevo residente. Hay violines y una atmósfera capaz de sensibilizar hasta el mas
celebre de los idiotas. Unas pocas notas y vuelta a nublarse la vista. No hay pañuelos. La premisa es dejar que las lagrimas corran libremente por el cuerpo.
Jesus, etc están hoy en este sala para armar minuciosamente una de las canciones mas orgánicas de Wilco. Debo irme ya, a un lugar que esta bastante lejos.


Escarpines

Adentro todo es impalpable, invisible. Claro. No hay yemas, ni claras. Solo un puñado de canciones que superan la marca del Hotel anterior. Aunque mas intrincadas. Sera necesario quintuplicar el aumento de los lentes para ver mejor. Algo esta llegando. Con cascara desorientadora. Ahi viene A ghost is born (04) anunciando un festin... silencioso. Nadie sabe donde queda y sin embargo todos estan invitados.. Solo es cuestion de desplegar las velas del barco y dejar que el viento haga lo suyo. Buen trabajo. En este disco hay de todo. Alguien me grita desde el mastil.

- ¡Tierra a la vista!
- Tiremos el ancla.
Un fantasma nace nos ofrece lo mejor de Wilco de manera subyacente. Hay que dar vuelta la media y renunciar a todos los esquemas para empaparse de su lógica e intuición internas. Partiendo de cero. Borrando toda la información que hay en el disco rígido. Tal vez necesitemos escucharlo una, dos, tres, cuatro y mas veces hasta conocer un poco mejor a ese fantasma que ya nos conoce, sin que nosotros hayamos tenido ningún conocimiento,
sobre su proceso de gestacion, sobre su futura existencia. Vale pena. No hay ascensores, ni autos, ni aviones. Tenemos el pasaporte. Una vez en la isla desaparece la rapidez. No existe la Dromología. Debemos trasladarnos a pie.
En una sala de espera triangular, la voz de tweedy se mece lentamente. La vida esta llegando, pálida, tomando impulso con el refrito galáctico de las guitarras de At least that what you said. Pequeño fantasmita del disco al que todos prestan sus casas pero no las llaves.
El sol cae al mar como limón de pluma a una pileta. Se puede ser intrigante y adornar el suspenso de manera tal, que el desenlace, desborde rock-on por los cuatro lados. ¡Si!. Se puede ser tan calmo y desesperante como Spiders (kidsmoke). Solo para escuchar unos acordes tan glamorosos como los que aquí encontraremos.
Brummmm.
El bajo movedizo de Handshake drugs nos cautiva de manera instantánea. Para ver que hay debajo de la pared, los invito a rasquetar la pintura añeja de un tema que podría pasar por una simple pieza folk.
Preparo los bolsos.
El viaje ha concluido.
La lluvia es horizontal durante los viajes en subterráneo. Linea A con destino a las estaciones siete y ocho. Whishful you think y Company in my back proponen hacer de las emociones un ciclomotor vagabundo.
En aeroplano se me ocurre que si estos dos discos fueran jamón del medio, las tapas de pan fresco con semillas de sésamo, podrían ser Summerteeth (1999) y Sky blue sky (07). Un manjar. Vaya si lo es.
Afuera leo mientras llueve. Al aire libre nos sorprenderá Wilco la semana que viene, cuando intentemos atrapar nuevos sentidos en cada uno de estos álbumes.
Hasta entonces.


viernes, 13 de marzo de 2009

The Magnetic Fields



EL ULTIMO QUE LLEGA PRENDE LA LUZ

Hace algunos años escuche hablar de un tal Merrit. De su inagotable capacidad creadora. De sus múltiples y multanimes bandas. Era obvio. Su nombre no paraba de circular en el (in) visible mundo de la música.
The Magnetic Fields parece trabajar sobre un estado de la oscuridad fluorescente, casi luminoso. En algunos casos transforma la angustia y las tribulaciones del hombre, en pura bondad, manifiesta a través de las canciones.
La impresión inicial es desconcertante porque estamos frente a un microcosmos sonoro insospechable.
La singularidad de los discos nos aparta del espacio y tiempo actuales, para transportarnos a un campo anacrónico.
No seria tan desatinado decir que Los campos magnéticos, es un grupo amnésico de sus contemporáneos. Por eso no sabemos en que lugar de la historia ubicarlo. Porque Stephen Merrit traza su propio espacio paralelo.
Su voz carga por un lado con un bagaje de monotonía y retraimiento que la convierte en una manifestación semi-automática. Fácilmente podría ser un actor de Robert Bresson, que en vez de actuar, despojado de toda experiencia dramática, cantara. Por otra parte y casi rozando el límite de la contradicción, tenemos a un Merrit que se vuelve más lírico y expresivo, con una teatralidad a cuestas que subraya el lado más kistch de la banda.
Por su variedad de componentes, con sonidos viejos superpuestos provenientes de sintetizadores llenos de polvo, puede resultar tan barroca y atractiva como una porción de torta húngara.
Y al final, después de todo, The Magnetic Fields nos deja una puerta abierta, un silbido de confianza. Porque con su tímida alegría no logra que desaparezca la angustia. Pero si nos incita a buscar en nosotros mismos para saber como evitarla.

Es la primera vez que vengo a esta playa

(…) Primero quedamos en que Holiday iba a estar listo en una semana. Cuando llego la hora…

-El ploglama lento, lento… no responde- me decía el chino de vestimenta occidental que había instalado el cyber en diagonal 80.
- ¿En diez o quince días le parece?
- Palece, palece… no entende.
- El disco de Magnetic fields ¿se acuerda?
- Ahh, malnetic, si (el olor a incienso me estaba quemando los pulmones)

Pasaron los días y la agilidad tecnológica oriental comenzaba a desmitificarse.

-¿No esta? Bueno…
- Ploglama lento, lento
- El Tao, el Tao, Lao Tse (ahora me entiende) Chau nos vemos -le digo-.

Hasta que di con el sitio indicado pasaron algunos días. ¿El lugar? Un sombrío espacio de alfombras deshechas ubicado en calle 56. Cualquier disco por extraño que sea, podía ser bajado allí a un módico precio.

Que bueno es volver a los años ’20 sin moverse del lugar, sin salir de la vieja poltrona. BBC Radiophonic Workshop es puro sonido. Arranca Holiday con una introducción-cóctel para una Josephine Baker computarizada.
A ver. Existen dos tipos de rarezas musicales. Aquellas que, por decirlo de algún modo, viven dentro de un ecosistema determinado y las que sobreviven fuera. Strange powers, al igual que su video, parece pertenecer a la segunda porque te deja sin reacción, perplejo.
La cuestión del Quid.
Desert island suena como si estuviera tocada en vivo y con desperfectos en los cables, en el tablero, en los instrumentos. O como si la escucharas desde una terraza ubicada a media cuadra del teatro en donde los magnéticos están rodando. Un efecto bullicioso, una meseta confusa para una melodía adhesiva y tonificante.
Nueva York y Londres se unen para dar vida a dos temas tapizados con algodones similares a nubes naranjas, azules y verdes. Una panorámica especial para cuando atardece y un robot tan sensible como la región del imán que atrae a las partículas de hierro. Las magnetitas son Tom green velvet eyes y The flowers she sent and the flowers she say she sent.
Encontré en un bolsón tres tapes y un par de polainas con perfume de los años ’80. Arriba del escenario un grupo de gimnastas, recrean Deep sea diving suit y Swingin London, animados por el espíritu, porque no, de Luigi Pirandello.
Holiday (1993) siempre nos hace volver para deleitarnos con “Poderes extraños”. Casi de la misma forma en que The pleasure of principle (1979) de Gary Numan, nos arrastraría para pegarnos a Cars. Aunque después nos demos cuenta de que hay mas fruta abrillantada detrás de estas canciones poderosas.


Nada mejor que un par de zancos

No hay hormigas en el postre. Con Get lost (1995) Merrit parece haber cruzado la gran agua. El disco es elegido por la crítica especializada como la mejor producción independiente de ese año.
Las canciones están más pulidas, mejor codificadas. Digamos que podría ser la mejor carta de presentación de grupo (un sonido más limpio, con más aire, aire plumífero). Hay un guiño sutil hacia el público, una mirada cómplice. Por eso entramos sin inconvenientes a la fiesta (parece que ahora estamos anotados en la lista de invitados).
Si querés ser famoso y experimentar el trajín diario de una estrella del under, subite a Famous. La parada y el destino corren por tu cuenta.
Ayer se produjo un aterrizaje voluntario en la luna para experimentar el néctar de la creación, después de haber concretado un proyecto que comenzó siendo algo difuso.

- “Con destino a la tierra parte del anden numero 5…”

Una azafata ¿francesa? Nos recuerda que la estadía en la grandiosa estrella ha finalizado.

-Ya subo, un minuto más…
-Smoke and Mirrors, me dice.


Justo ahí, como si no tuviera control de mi cuerpo, experimento una ascensión muy especial. En medio de espirales de varios colores, veo como una cantidad tonélica de papel picado (Plateado) va cayendo desde la boca de algún planeta, ubicado por encima de mi cabeza.

¡Canción cenit!
Claro que lo es.
Anoto en una libretita de 50 centavos Save the secret for the moon. Hago movimientos con los brazos. Son las 4 a.m. Estoy flotando.

Cuando una hélice se enciende, es verano y el mono fásico trepa por las lianas.

-¿A sí?
-Claro, respondo. No ve que esta sonando Love ligther than air.
-Yo no escucho nada.

… y yo me impregno de una alegría triste, fluorescente.

Me olvide algo. ¿eh? Si. En 1993 la banda edita un disco mortecino, críptico.
Su nombre es The charm of the highway strip. Es el primer Road álbum que haya conocido hasta el momento.
Hay algo que me hace pensar en una conexión con el film Carretera perdida de David Lynch. No se.
Durante cada canción percibo algunos destellos. Rapidísimos. Y otra vez a oscuras. Son las luces delanteras de los vehículos que pasan a más de 200 Km. por hora.
¿Qué mas queda?. Reparar en pequeñas obras maestras como Lonely highway, Born in a train, I have the moon y Two characters in search of a country song. Distintos poblados intermedios, distintas ciudades. “Los autos sufren cuando los días cuajan”, susurro al volante.


Botiquín

Alguna vez dije que el disco triple 69 love songs (2000), me parecía el mejor trabajo de la historia de la música.

-¿No le parece a usted demasiado exagerado?
-Mmm, no. Todavía lo sigo sosteniendo señor antifaz.

En las sesenta y nueve posibilidades del amor no se registra ninguna similitud, excepto una única palabra. Cuatro letras. Porque para el asombro de todos nosotros, cada canción es muy distinta de la otra.
La genialidad en la cúspide. La independencia siempre va pegada a la imaginación.



- ¿Qué hacer ante un disco tan voluminoso?
- Meter todos los temas en una bolsa de consorcio y sacar algunos al azar (falso).


El sentido folklore de Absolutely cuckoo es la bolilla A del volumen 1. Una tarde de campo con empanadas criollas y un baile con pañuelos blancos al aire para cualquier feriado. Es un homenaje de Merrit a la patria gaucha.
Me gustaría hacer el ridículo en un bar, disfrazado de vaquero culto con botas texanas color naranja. Pasos a la izquierda y a la derecha. Movimientos muy ocurrentes (para la carcajada o para un capitulo de La risa de Bergson). El ticket se vende con la leyenda A chiken with its head cut off o The luckiest guy on the lower east side. Las entradas están en venta en todas las boleterias.

Fido, your leash is too long, reproduce el sonido kinético de un dedo mojado refregado sobre el vidrio. Hasta Hammelin sin su flauta encanta y hace mover a las serpientes.
Creo que se puede ser tan melodramático como la interpretación de Roses, aunque muy pocos puedan permitirse ese lujo en un álbum tan lujoso. Así arranca el volumen 2, con lágrimas infames y haciendo caer los dientes permanentes de quien decida cantar este tema.
Siempre al borde del ridículo, ingreso a un boliche con sillones triangulares de jackard que rodean la pista. Allí me muevo con Long forgotten fayretale. Todos se ríen. Yo aplaudo.

- ¡Así se habla!
- ¿Tenés hambre?


Comí un pastel de membrillo para alegrar la tarde y no hubo caso. Quise cambiar de animo con The sun goes down and the world goes dancing… y casi lo logro.

Bolilla A del volumen 3. Ahora soy yo el que dice ¡No entende! Tanta delicadeza para una canción tan respira y como si fuera poco, cantada parcialmente en francés.
Me sigo sorprendiendo.
Me sorprende Underwear.

¿Qué les parecería un electro-reggae del altiplano? (con gorritos coya y todo, los que no tienen pompón). Me mareo pero no importa la altura porque todo confluye en un ambiente de extrema tranquilidad. It's A Crime.
Prosigo con la bolilla C. Es un tema ideal de bajos lingüistas colmado de signos crispados. Las cuatro cuerdas cobran protagonismo en The death of Ferdinand De Saussure.
Escribo con mayúsculas Meaningless mientras me deleito con la melancolía de algún lugar lejano. Yeah! Oh, yeah, cantan a duo Claudia Gonson y Stephen Merrit.

69 love songs. Cosas que dice esta gente.
69 love songs. Un alfajor guiness con tres tapas de hojaldre.



-¿Hace falta que digas todo esto?
-No. Es simplemente un vicio.
-¿Qué te puedo decir?


Podes ser atraído o repelido por la banda, depende de que tipo de metal seas.


miércoles, 14 de enero de 2009

The Go! Team



ESTUDIO SOBRE COMO APROVECHAR LAS DELICIOSAS

MIGAS DE UN BANQUETE


Estoy seguro de que en los mal denominados “tachos de basura del rock” encontraríamos cosas interesantísimas. Envoltorios de letras y sonidos que algunos músicos por distraídos o dogmáticos hayan dejado pasar. Sin pensar, claro, en los recolectores, que llegarían mas tarde para revolver, para poner como suele decirse manos a la obra. Haciendo de todo este descarte pequeñas perlas y maravillas.
Porque hacia falta una banda desprejuiciada que compusiera discos desfachatados, alegres y distendidos.
Eso es The go! Team. Un emprendimiento de Brighton cuya especialidad consiste en construir formas musicales con ladrillos huérfanos, vagabundos y a veces despreciados.
Estuve a punto de dejar pasar por alto su primer álbum, con portada y contenido, algo desprolijos. Por cuestiones de velocidad, casi evito esta multiprocesadora maestra. Una batidora de ritmos y melodías muy segura de si misma. Entonces: ¿Cómo ignorarla?
Porque la diversidad de su propuesta estética la hace interesante en si misma. Hay tragos ligeros de los años 50s, 60s, 70s, 80s y 90s. Autos antiguos y deportes de escuela secundaria. Con una energía juvenil que nos sacude y que nos habla de la imposibilidad de no ser alegre durante los minutos que dura cualquiera de sus dos discos.

-¿Entonces la felicidad estaría compuesta por un estadio sonoro edificado con cientos de miles de pedacitos?
-Mas o menos… Mejor diría, que por un exquisito budín ingles
repleto de sobras.
-¡Entiendo! Harina de trigo derramada, azúcar secuestrada por las hormigas, pasas de uva escondidas debajo de la mesada…
- Mejor conseguí algo para sonar. Así te sacas todas las dudas


Así llega. Veloz. Como una remembranza del viejo cine de Hollywood, trivial, pero al que sin duda volvemos, cuando el papel de eruditos nos ha cansado hasta el hartazgo. Porque para divertirnos, esta demasiado claro que no necesitamos de los postulados ni de Michel Foucalt, ni de Jean Paul Sartre.
A los curiosos tal vez les convendría empezar a hurgar en los trabajos de Petula Clark, The Flares, The Bobby Fuller four, The Shirelles, The Rockey Fellers, The Isley Brothers, The Drifters, Gimmy Gilmer, en fin, de ahí en adelante. Prefiero buscar aunque no encuentre nada.


Caramelo múltiple

El servicio meteorológico pronostica para la apertura de Thunder, Lightning, Strike (2004), un viento eléctrico arrasador, contundente, con armónicas muy narrativas para el caso. El disco es un trébol liquido de cuatro hojas que nos sorprende en una esquina cualquiera, con su ensamblaje instrumental emotivo y jocoso.
Un álbum definitivamente joven, con el vigor necesario de una carrera en el tiempo sin bandera de largada. Los Go! Team nos ofrecen, entonces, una muestra gratis de música gimnasta, acróbata, motriz, de salto en largo.


-¡Como unos Tecnotronic que recién no se han levantado!
-Mmmm, no se que decir...


Luz, mucha luz. ¡Ya!. El hecho de que Thunder… sea casi instrumental le otorga cierta legitimidad como banda de sonido de secuencias fílmicas retro, pero muy avanzadas en su tiempo. La instrumentación aparece aquí como voz cantante y la voz solo como acompañante. Casi adquiriendo un papel de reparto.
Ladyflash musicaliza una escena que conjuga liviandad con solemnidad, diversión con tristeza, tecnología con precariedad. Avanzo. Hay scratchs y pistas tecno, simulación de violines, flautas…
Este el es el resultado, un pantallazo de la arquitectura sonora de la banda. Yeah. Yeah, yeah, cantan las chicas.
Sigo revolviendo en el tacho. ¡Cuantos desperdicios!
Meto la mano hasta el fondo… y allí rescato Feelgood my numbers. Alguien me dice que utilice este hallazgo como canción de despedida. Nos fuimos, nos vamos, pero volveremos con una carga subjetiva-sentimental muy fuerte.
Quien en este momento se encuentre nadando en las profundidades del Atlántico, puede encontrar en Bottle Rocket a un aliado ideal para el buen ánimo. Porque en cuestión de segundos, surge una pista giratoria, justo cuando algunas personas han empezado a bostezar en algún típico festejo de viejos compañeros de escuela.

-Encontré esto… ¿Te sirve?
-A ver

Tengo un cántico de abeja sostenido y amplificado. No puedo saltar más alto, ni sacudir tanto la sangre del cuerpo. Es Huddle formation. Sí. Un mapa genético de la emotividad y efervescencia. Representa, en algún sentido, la ilusión de jóvenes que recién han comenzado ha proyectarse en campo del arte.

- Me parece que te estas equivocando.
-Puede ser, es solo un punto de vista.
- Yo la propondría, en cambio, como un pasaporte feliz a Swingning London valido por 40 años.
-¿Eh?

Se cierra la puerta y nos encontramos con una congregación de viejos sabios que pasan álbum a toda su vida en el campo.


-¿A que adivino? Un destello country. Es… Everyone’s A.V.I.P to someone
-¡Estas en lo cierto!
-¿Qué paso con Get together?
- Casi se esfumo por la impaciencia. Creo que todavía sigue estando en esa pradera urbana con Hammelin presente.


Desanimadversion o alegría que recién llego en helicoptero

Por una cuestión casi lógica siempre los segundos álbumes, son más esperados que los primeros.
Proof of you (2007) continua con la búsqueda iniciada en Thunder, Ligthnin, strike. Retrotraimiento y diversión para un sonido que inunda cualquier plataforma de baile. Espuma de afeitar, porras y guirnaldas volando ágilmente por el cielo de la banda.
La formula mágica tiene un solo propósito. El de sacudir y conmover a quienes opten por reproducir el disco en momentos de ocio o esparcimiento.

-¿Lo dicho donde esta?
-No se… ¡Hay vacas en tu techo!

Proof of you, instala una rutina de movimientos circulares hacia ambos lados, sin que sea necesario asistir al gimnasio. Volvemos a ingresar, entonces, a la cancha para festejar la energía que nos contagia. Es un partido de básquet o de fútbol americano. No estamos en el Monumental, ni en la Bombonera. Tampoco en Brighton, Inglaterra. Estamos dentro de un fotograma de los años 50 o 60. Puede que también sea de los años 70.
El partido otra vez vuelve a ser ganado por una diferencia muy grande. Se ve que el rock de la beneficencia ha sido de nuevo muy generoso.
O mejor dicho, es eso otro. ¡Si!. La audacia de los recolectores para dar forma a este segundo trabajo tan esperado.
Grip like a vice arranca con unas guitarras muy Gang of four, para tomar de inmediato un rumbo inesperado. Hay aquí trompetas que se dedican a dar la bienvenida a los atletas victoriosos.

-¿Tenés hambre?
-¿…?


El platillo de entrada a veces cambia de orden. Como si empezáramos primero por el postre para seguir luego con la cena o almuerzo.
El chispazo singular de Proof of you, es sin dudas, Doing it rigth.
Propongo Fake id como plato principal. Una tentadora porción-resto de lomo ahumado, aderezado con pickles y Pixies de oferta, comprados en el mercado central el día anterior.
¡Uhhhh!. Increíble la fuerza y optimismo de Titanic vandalism y The wracht of Marcie.
Improviso algunos movimientos. No puedo contener la sonrisa.
En el entretiempo, en cambio, se escucha por los parlantes del estadio, My World. Tema instrumental introspectivo, porque ahora es necesario recargar las baterías.
Y bueno, que mejor cierre para un regreso triunfal que terminar en algún restaurante de sobras, haciendo toda clase de sonidos con tenedores y copas viejos.
¡Es hora de celebrar!
¡Un brindis hilarante!, dice Patricia’s moving Picture.
Pasa el camión de la basura. Escuchar a The go! Team es una experiencia muy peculiar y gratificante. Similar a caminar en pleno verano por calle Corrientes, y caer de improviso en una pileta de competición, cubierta de soda fría… extra burbujeante.