miércoles, 14 de enero de 2009

The Go! Team



ESTUDIO SOBRE COMO APROVECHAR LAS DELICIOSAS

MIGAS DE UN BANQUETE


Estoy seguro de que en los mal denominados “tachos de basura del rock” encontraríamos cosas interesantísimas. Envoltorios de letras y sonidos que algunos músicos por distraídos o dogmáticos hayan dejado pasar. Sin pensar, claro, en los recolectores, que llegarían mas tarde para revolver, para poner como suele decirse manos a la obra. Haciendo de todo este descarte pequeñas perlas y maravillas.
Porque hacia falta una banda desprejuiciada que compusiera discos desfachatados, alegres y distendidos.
Eso es The go! Team. Un emprendimiento de Brighton cuya especialidad consiste en construir formas musicales con ladrillos huérfanos, vagabundos y a veces despreciados.
Estuve a punto de dejar pasar por alto su primer álbum, con portada y contenido, algo desprolijos. Por cuestiones de velocidad, casi evito esta multiprocesadora maestra. Una batidora de ritmos y melodías muy segura de si misma. Entonces: ¿Cómo ignorarla?
Porque la diversidad de su propuesta estética la hace interesante en si misma. Hay tragos ligeros de los años 50s, 60s, 70s, 80s y 90s. Autos antiguos y deportes de escuela secundaria. Con una energía juvenil que nos sacude y que nos habla de la imposibilidad de no ser alegre durante los minutos que dura cualquiera de sus dos discos.

-¿Entonces la felicidad estaría compuesta por un estadio sonoro edificado con cientos de miles de pedacitos?
-Mas o menos… Mejor diría, que por un exquisito budín ingles
repleto de sobras.
-¡Entiendo! Harina de trigo derramada, azúcar secuestrada por las hormigas, pasas de uva escondidas debajo de la mesada…
- Mejor conseguí algo para sonar. Así te sacas todas las dudas


Así llega. Veloz. Como una remembranza del viejo cine de Hollywood, trivial, pero al que sin duda volvemos, cuando el papel de eruditos nos ha cansado hasta el hartazgo. Porque para divertirnos, esta demasiado claro que no necesitamos de los postulados ni de Michel Foucalt, ni de Jean Paul Sartre.
A los curiosos tal vez les convendría empezar a hurgar en los trabajos de Petula Clark, The Flares, The Bobby Fuller four, The Shirelles, The Rockey Fellers, The Isley Brothers, The Drifters, Gimmy Gilmer, en fin, de ahí en adelante. Prefiero buscar aunque no encuentre nada.


Caramelo múltiple

El servicio meteorológico pronostica para la apertura de Thunder, Lightning, Strike (2004), un viento eléctrico arrasador, contundente, con armónicas muy narrativas para el caso. El disco es un trébol liquido de cuatro hojas que nos sorprende en una esquina cualquiera, con su ensamblaje instrumental emotivo y jocoso.
Un álbum definitivamente joven, con el vigor necesario de una carrera en el tiempo sin bandera de largada. Los Go! Team nos ofrecen, entonces, una muestra gratis de música gimnasta, acróbata, motriz, de salto en largo.


-¡Como unos Tecnotronic que recién no se han levantado!
-Mmmm, no se que decir...


Luz, mucha luz. ¡Ya!. El hecho de que Thunder… sea casi instrumental le otorga cierta legitimidad como banda de sonido de secuencias fílmicas retro, pero muy avanzadas en su tiempo. La instrumentación aparece aquí como voz cantante y la voz solo como acompañante. Casi adquiriendo un papel de reparto.
Ladyflash musicaliza una escena que conjuga liviandad con solemnidad, diversión con tristeza, tecnología con precariedad. Avanzo. Hay scratchs y pistas tecno, simulación de violines, flautas…
Este el es el resultado, un pantallazo de la arquitectura sonora de la banda. Yeah. Yeah, yeah, cantan las chicas.
Sigo revolviendo en el tacho. ¡Cuantos desperdicios!
Meto la mano hasta el fondo… y allí rescato Feelgood my numbers. Alguien me dice que utilice este hallazgo como canción de despedida. Nos fuimos, nos vamos, pero volveremos con una carga subjetiva-sentimental muy fuerte.
Quien en este momento se encuentre nadando en las profundidades del Atlántico, puede encontrar en Bottle Rocket a un aliado ideal para el buen ánimo. Porque en cuestión de segundos, surge una pista giratoria, justo cuando algunas personas han empezado a bostezar en algún típico festejo de viejos compañeros de escuela.

-Encontré esto… ¿Te sirve?
-A ver

Tengo un cántico de abeja sostenido y amplificado. No puedo saltar más alto, ni sacudir tanto la sangre del cuerpo. Es Huddle formation. Sí. Un mapa genético de la emotividad y efervescencia. Representa, en algún sentido, la ilusión de jóvenes que recién han comenzado ha proyectarse en campo del arte.

- Me parece que te estas equivocando.
-Puede ser, es solo un punto de vista.
- Yo la propondría, en cambio, como un pasaporte feliz a Swingning London valido por 40 años.
-¿Eh?

Se cierra la puerta y nos encontramos con una congregación de viejos sabios que pasan álbum a toda su vida en el campo.


-¿A que adivino? Un destello country. Es… Everyone’s A.V.I.P to someone
-¡Estas en lo cierto!
-¿Qué paso con Get together?
- Casi se esfumo por la impaciencia. Creo que todavía sigue estando en esa pradera urbana con Hammelin presente.


Desanimadversion o alegría que recién llego en helicoptero

Por una cuestión casi lógica siempre los segundos álbumes, son más esperados que los primeros.
Proof of you (2007) continua con la búsqueda iniciada en Thunder, Ligthnin, strike. Retrotraimiento y diversión para un sonido que inunda cualquier plataforma de baile. Espuma de afeitar, porras y guirnaldas volando ágilmente por el cielo de la banda.
La formula mágica tiene un solo propósito. El de sacudir y conmover a quienes opten por reproducir el disco en momentos de ocio o esparcimiento.

-¿Lo dicho donde esta?
-No se… ¡Hay vacas en tu techo!

Proof of you, instala una rutina de movimientos circulares hacia ambos lados, sin que sea necesario asistir al gimnasio. Volvemos a ingresar, entonces, a la cancha para festejar la energía que nos contagia. Es un partido de básquet o de fútbol americano. No estamos en el Monumental, ni en la Bombonera. Tampoco en Brighton, Inglaterra. Estamos dentro de un fotograma de los años 50 o 60. Puede que también sea de los años 70.
El partido otra vez vuelve a ser ganado por una diferencia muy grande. Se ve que el rock de la beneficencia ha sido de nuevo muy generoso.
O mejor dicho, es eso otro. ¡Si!. La audacia de los recolectores para dar forma a este segundo trabajo tan esperado.
Grip like a vice arranca con unas guitarras muy Gang of four, para tomar de inmediato un rumbo inesperado. Hay aquí trompetas que se dedican a dar la bienvenida a los atletas victoriosos.

-¿Tenés hambre?
-¿…?


El platillo de entrada a veces cambia de orden. Como si empezáramos primero por el postre para seguir luego con la cena o almuerzo.
El chispazo singular de Proof of you, es sin dudas, Doing it rigth.
Propongo Fake id como plato principal. Una tentadora porción-resto de lomo ahumado, aderezado con pickles y Pixies de oferta, comprados en el mercado central el día anterior.
¡Uhhhh!. Increíble la fuerza y optimismo de Titanic vandalism y The wracht of Marcie.
Improviso algunos movimientos. No puedo contener la sonrisa.
En el entretiempo, en cambio, se escucha por los parlantes del estadio, My World. Tema instrumental introspectivo, porque ahora es necesario recargar las baterías.
Y bueno, que mejor cierre para un regreso triunfal que terminar en algún restaurante de sobras, haciendo toda clase de sonidos con tenedores y copas viejos.
¡Es hora de celebrar!
¡Un brindis hilarante!, dice Patricia’s moving Picture.
Pasa el camión de la basura. Escuchar a The go! Team es una experiencia muy peculiar y gratificante. Similar a caminar en pleno verano por calle Corrientes, y caer de improviso en una pileta de competición, cubierta de soda fría… extra burbujeante.

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