jueves, 9 de julio de 2009

Wilco




CAMINATA CON SNORQUEL


Algunas veces, cuando perdemos la insistencia, nos dejamos llevar por las primeras impresiones, por el instante nefasto, por lo primero que cae en nuestras manos. Entonces abandonamos la excursión para dejar de ser exploradores. Otras, en cambio, somos demasiado empedernidos y aunque no haya ninguna certeza de que encontraremos algún pequeño tesoro dentro del cofre, seguimos escarbando.
Que difícil me resulto aterrizar en la pista de Wilco, teniendo en cuenta que solo llevaba en el helicóptero un mapa aéreo con formato de EP denominado Camera. Pero que grato y afortunado fue todo lo que vino después.
Para los que gustan de tomar un café instantáneo en vez de dedicarse con paciencia a moler los granos, les anticipo que estamos ante los cultores de una psicodelia-folk suavizante, escurridiza, por momentos tímida. aquí no hay nada que a nuestros oídos pueda ser servido en bandeja. Lo singular del grupo norteamericano no se nos presenta de manera abierta, descarada, hay que buscarlo.
Que mejor entonces, que tomar una mochila, carpa y cantimplora para comenzar el recorrido y vagar por los sitios que la banda ha impregnado de poesía.
Acampo a orillas de un río cerca de la medianoche. Un pez envolvente de escamas amarillas y verdes, me trae la promesa de un sueño ligero. Cuando despierto sigo en el mismo lugar. Amanezco con la sensación de haberme deslizado lentamente por napas subterráneas. Vuelvo a poner el disco y deshecho la idea de que las composiciones sean descartables.
-¡Innumerables sentidos!
Wilco flota todo el tiempo entre la ilusión y lo real. Es una usina sensible, generadora de emociones estéticas obnubilantes. Aunque lo maravilloso sea en esta música solo un recuerdo que acompaña al espejo de la realidad.

- ¡Recupere las botas que deje en Siberia!
- Que bueno... a caminar.

Wilco te propone festejar la navidad en el suburbio, contemplando como los fuegos artificiales realizan sus destrezas sobre los edificios de la gran ciudad.
Suite confit



En el Hall de entrada el Maitre anuncia que el show esta previsto para dentro de media hora. El viaje ha sido un poco largo.

Estoy en Yankke hotel foxtrot (02) . Una excepción. Habitación 918. Parece que es un reducto de 500 metros cuadrados. No hay demasiada gente. Solo la necesaria. Los ascensores están impecables. Encandilan como si nunca nadie los hubiera usado.
Una chica de melifluos modales se acerca y me dice:
- Te recomiendo subir los 125 pisos por la escalera. La arquitectura es impresionante. Realmente vale la pena.
Le hago caso.
El disco es algo así como un doblar de curva en la ruta lento y parsimonioso. Lo conceptual de Yankee... y la (in) coherencia de los temas por separado y todos juntos, convierte a Wilco en una banda que transforma la sencillez en extrañeza. Pero sin quitar al publico la posibilidad de creer que lo extraño también puede establecer una relación dialógica con lo simple.
- Esas guitarras... tan desprolijas y perfectas.
El hotel del paso del zorro desconcierta en pleno concierto. Nos reconoce y nos recrea como si estuviéramos alojados en ese edificio permanentemente. Nos hace sentir raros en el momento en que decidimos zambullirnos en las frazadas para despertarnos ante un nuevo día.
En cinco minutos debo bajar hasta el cuarto verde petroleo ubicado en el primer piso del hotel. Estoy apurado, es cierto. No debo perderme ningún tramo de esta experiencia circular. Mis ojos no pueden creer lo que ven.
Desde el piso tres escucho el sonido de cacerolas cósmicas, que me hacen levitar sobre una alfombra que probablemente sea turca. Ingreso al lugar señalado cuando una delicada señorita me abre la puerta. El relajo elocuente de la voz de Jeff tweedy me tranquiliza. Luego su canto se convierte en holograma y desciende en forma de espiral hasta el subsuelo del edificio. Arriba de un piano desaparece esta hermosa y desordenada canción. Me voy. Cierro la puerta. I’m trying your break your heart.
!Aja!
Una luciérnaga titila en el fondo de Camera para comunicarnos que el tema coquetea con don hit. Por suerte no pasa de una simple insinuación. Mejor para todos. Creo. Hay mas tiempo para disfrutar sin quitar nada a nadie.
Continuo con el viaje. Salto de a tres escalones hasta dar, luego de cruzar un puente, con el salón de entretenimientos ubicado en otra estructura paralela. Por la puerta de servicio ingresan ondas celestes de una electricidad movilizante. Entonces War on war me da un cachetazo inesperado. Mi paladar óptico detecta un par de pupilas humedecidas. Son las mías.
Mas arriba me reciben con un cóctel. Ya me reconocen. Soy el nuevo residente. Hay violines y una atmósfera capaz de sensibilizar hasta el mas
celebre de los idiotas. Unas pocas notas y vuelta a nublarse la vista. No hay pañuelos. La premisa es dejar que las lagrimas corran libremente por el cuerpo.
Jesus, etc están hoy en este sala para armar minuciosamente una de las canciones mas orgánicas de Wilco. Debo irme ya, a un lugar que esta bastante lejos.


Escarpines

Adentro todo es impalpable, invisible. Claro. No hay yemas, ni claras. Solo un puñado de canciones que superan la marca del Hotel anterior. Aunque mas intrincadas. Sera necesario quintuplicar el aumento de los lentes para ver mejor. Algo esta llegando. Con cascara desorientadora. Ahi viene A ghost is born (04) anunciando un festin... silencioso. Nadie sabe donde queda y sin embargo todos estan invitados.. Solo es cuestion de desplegar las velas del barco y dejar que el viento haga lo suyo. Buen trabajo. En este disco hay de todo. Alguien me grita desde el mastil.

- ¡Tierra a la vista!
- Tiremos el ancla.
Un fantasma nace nos ofrece lo mejor de Wilco de manera subyacente. Hay que dar vuelta la media y renunciar a todos los esquemas para empaparse de su lógica e intuición internas. Partiendo de cero. Borrando toda la información que hay en el disco rígido. Tal vez necesitemos escucharlo una, dos, tres, cuatro y mas veces hasta conocer un poco mejor a ese fantasma que ya nos conoce, sin que nosotros hayamos tenido ningún conocimiento,
sobre su proceso de gestacion, sobre su futura existencia. Vale pena. No hay ascensores, ni autos, ni aviones. Tenemos el pasaporte. Una vez en la isla desaparece la rapidez. No existe la Dromología. Debemos trasladarnos a pie.
En una sala de espera triangular, la voz de tweedy se mece lentamente. La vida esta llegando, pálida, tomando impulso con el refrito galáctico de las guitarras de At least that what you said. Pequeño fantasmita del disco al que todos prestan sus casas pero no las llaves.
El sol cae al mar como limón de pluma a una pileta. Se puede ser intrigante y adornar el suspenso de manera tal, que el desenlace, desborde rock-on por los cuatro lados. ¡Si!. Se puede ser tan calmo y desesperante como Spiders (kidsmoke). Solo para escuchar unos acordes tan glamorosos como los que aquí encontraremos.
Brummmm.
El bajo movedizo de Handshake drugs nos cautiva de manera instantánea. Para ver que hay debajo de la pared, los invito a rasquetar la pintura añeja de un tema que podría pasar por una simple pieza folk.
Preparo los bolsos.
El viaje ha concluido.
La lluvia es horizontal durante los viajes en subterráneo. Linea A con destino a las estaciones siete y ocho. Whishful you think y Company in my back proponen hacer de las emociones un ciclomotor vagabundo.
En aeroplano se me ocurre que si estos dos discos fueran jamón del medio, las tapas de pan fresco con semillas de sésamo, podrían ser Summerteeth (1999) y Sky blue sky (07). Un manjar. Vaya si lo es.
Afuera leo mientras llueve. Al aire libre nos sorprenderá Wilco la semana que viene, cuando intentemos atrapar nuevos sentidos en cada uno de estos álbumes.
Hasta entonces.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente, excelente! me tomo prestado el texto!
Wilco, una maravilla
Saludos

Daro dijo...

Gracias anonymus!!

hosteria en villa gesell dijo...

que buena la portada, me gustan las fotos de tu blog
un saludo
buena semana

Contrataciones de Artistas dijo...

Wilco es mi nuevo idolo X-) jajaja muy buenas las tapas de todos los discos que subis!