Puede ser que Dan Bejar no haya leído ni a Meyerhold, ni a Stanislavski, pero no por eso deberíamos dejar de reconocer su don natural para transmitir a través de la música aquello que algunos actores generan desde del teatro. El humor arbolado de Destroyer basado en el uso intensivo de la dramatización, sostenida por el expresionismo vocal de su cantante, es aquello que engrandece a la banda. Y no precisamente por ser una elección distinta, sino mas bien por su resultado. Esto es la creación de un océano espacial épico, de un mundo fuera de tiempo. Cuando parte la nave ha comenzado a caer el sol. Entonces debo elegir entre un anochecer extraordinario o uno Standard.
Lo que ocurre cuando escuchamos a este músico canadiense, es advertir que el grado de elevación de sus trabajos, es en gran parte astro-náutico. Aunque su altura pueda ser también regulable según los requerimientos específicos de quien esta escuchando.
Predispuestos a una transfusión de astros, vamos incurriendo con serenidad en estos pasajes sonoros, cuyas texturas alcanzan un despliegue aéreo al resguardo de la luz polar.
Destroyer pone en practica una formula de cuidado de intensivo de lo artificial, justificada por esa necesidad imperiosa de aparentar rutinas teatrales muy personales. Por eso la banda no es ideal para disfrutar en cualquier momento del día. Aunque si podemos hacerlo en un día con extracto de noche o la inversa.
La sonda se detiene. Saco la mano por un ventiluz y alcanzo a tocar con el dedo pulgar, lo que creo que es un dije de elefante. Por supuesto alguien ya ha estado aquí. Veamos a donde nos lleva esta flota experimental.
Meteoritos del malabar
Your blues (2004) es un disco con el que nos cuesta mimetizarnos. Pero una vez que lo hacemos se da exclusivamente en un plano superior. Por su atemporalidad puede resultar arisco e incomodo. Pero estas pseudos trabas que experimentamos al comienzo, van desapareciendo a medida que nos adentramos en su poética sonora. Productor de una sofisticada somnolencia, nos invita a vagar por el universo. A explorar un mundo declamatorio y fantástico. Como unas mini vacaciones al costado de la cotidianeidad.
Notorius ligthning desciende como haz de luz en medio de un cielo nublado. Arrolladora es la caída ante la mirada de quienes todavía permanecemos despiertos.
-Como una rareza que pronto incorpora una orquesta celestial.
- ¡Si! … o una regata celeste, podría ser.
- Quizás este sea uno de sus principales distintivos.
Entones la disfrutamos con la tranquilidad de haber dado con un objeto volador identificado. Vuela a ras del mar para levantar vuelo.
-¡Mira para atrás!
-No veo, hay tanto humo. No veo nada
Un Cid campeador posmoderno comienza a cabalgar sobre la cadencia de An actor´s revenge. Es una representación. Sobre las tablas disimuladas como escenario real, Dan Bejar nos da una excelente muestra de su ductilidad vocal, de sus brillos como artista de teatro.
Ahora puedo sostener esta canción en forma vertical. Casi una comunión extra-religiosa con la música. Inconmensurable, gigante, espacial. The music lovers amplia el espectro sonoro de tal forma, que somos hormigas fugaces circulando entre meteoritos y estrellas fugaces.
-Acordate de esto
-The music lovers con seguridad será canción madrina de muchas otras que vendrán después.
-No tengo mucha memoria.
-Es una resolución exacta del momento ese. O una traducción exacta del momento ese, en el que permitimos a la música ser nuestra temporaria conductora por sendas, a veces, indefinibles.
-No se entiende. No aclaras nada.
Como pelota de paddle cruzamos la red para llegar a Your blues, tema que da titulo al disco de Destroyer. Son algunos minutos secretos de introspección. A solas con unos mismo y encima el universo es tan grande… para estar a destiempo de la realidad. Impresionante.
Antesueño
Clarificando un poco mas el panorama, Destroyer´s rubies (2006) comienza a serpentear sobre la tierra. Las canciones se embeben de gracia para cabalgar sobre planicies, ahora más reconocibles. Aunque no por eso dejan de ser poseedoras de un perfume musical ingenioso y elegante.
En el proyector se ve como si fuera un disco de brillantes incrustados en una leyenda urbana. Como si perteneciera vaya a saber por que causa, al imaginario del lejano oeste. Si. Suena más acústico que el anterior, Aunque no dejan de aparecer apliques extraños, detalles electrónicos que te dejan volando.
Rubies derrama por su pico vertedor una soda planetaria desintoxicante. Bien. Arrastrada por un carrisueño. Prepárense para las degustaciones sonoras que nos ofrecerá Dan Bejar. Un John Ford actualizado como programa navegador de Internet.
-¡Demasiado intrincado!
-No se me ocurre otra cosa.
La fortaleza de bar que retiene a Your Blood se desparrama sobre una mesa de patas cuadradas. Algún personaje ebrio intenta evitar este percance, cayendo sobre la sintonía fina del tema. Es música de frontera, de film. Es puro rock country con aroma a riña, a pelea.
Dos segundos después el indicador de sobrecarga titila en el aeropuerto. Las distorsiones son amigables. Hay eco de corridas. Un escueto valijazo punk. 3000 Flowers es aderezada con una bomba de agua salada, necesaria para comenzar el día mas despierto.
No se vayan que volví. Delivery del relajo para Priest's Knees. Enseguida. ¡Marche!. Luego un estribillo a lo lejos… repetitivo, descarado, plagado de onomatopeyas.
- ¡Avisa cuando los sándwiches estén listos!
- Es la hora.
Recomendación: Mover la canción-saquito dentro del oído durante quince minutos y retirar. Para lograr un sonido más intenso dejarla reposar por más tiempo.
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